"Una experiencia que estaré encantada de repetir"


Daniela Cañeque Fernández
 
IESE
España
 

Tras consultar las diferentes colaboraciones de la plataforma me apunté como voluntaria de “Consultoría de Branding” en la Fundación Vianorte-Laguna por dos motivos: por el interés que me generó su iniciativa (soporte en la línea de cuidados paliativos a raíz de problemas estructurales derivados del COVID) y porque consideré que mi perfil (gestión de desarrollo de producto) guardaba más relación con ese rol que las demás colaboraciones.

Publicado el 26/11/2021

Daniela Cañeque Fernández

Anteriormente ya había realizado otros voluntariados previos a mi carrera profesional, por ejemplo, con 18 años en el ámbito de protección de tortugas marinas en Cahuita (Costa Rica). En esta última ocasión la experiencia ha sido muy diferente, ya que desde aquella ocasión he aprendido nuevas herramientas que me han ayudado a ser más eficiente a la hora de identificar el problema y proponer iniciativas de mejoras. Además, el hecho de que utilizara competencias y herramientas propias para un ecosistema (sector-producto-servicio-cliente) totalmente distinto a mi día a día, también me aportó un aprendizaje propio del voluntariado. En ese sentido, lo más interesante por mi parte ha sido conocer de primera mano este tipo de negocios, que están muy lejos del mío, y además ofrecer mi pequeña ayuda en una fundación con un fin social tan importante.


Actualmente trabajo en el sector industrial y conocer de manera tan rápida el mundo de los hospitales, pacientes y servicios no hubiera sido posible sin la experiencia de una colaboración como ésta. En un primer momento, sentí que salía de mi zona de confort - entendiéndose como familia, amigos y carrera profesional – para adentrarme en algo totalmente nuevo. Esto requiere al principio un esfuerzo extra para entender el nuevo marco de actuación, pero una vez entendida la situación, la colaboración fluye por sí sola. A pesar de pertenecer a un sector totalmente distinto, me gustó observar cómo valoraban mis ideas, así como también escuchar sus comentarios y recomendaciones, ya que éstos también me ayudan como lessons learned en mi ámbito profesional.
Además, el formato de colaboración de este tipo de iniciativas Pro Bono es muy flexible. Las sesiones las situábamos siempre y cuando ambas partes tuviéramos algún hueco de 30 min o una hora, intentando mantener cierta regularidad para evitar perder el hilo. Con una coordinación mínima entre las agendas, la carga de trabajo apenas tuvo impacto en nuestras demás obligaciones diarias.
Por todos estos motivos el resultado de este tipo de colaboraciones (impacto en la iniciativa, así como aprendizaje personal) compensa con creces las pocas sesiones dedicadas y, sin duda, es una experiencia que estaré encantada de volver a repetir.